La historia de Interlingua y de Yolima

Yolima Otálora, directora de Interlingua

Interlingua es más que una escuela; es un pedacito de Latinoamérica situado en la calle 7 y Camelback donde no solo se enseña español sino también la cultura, la tradición y los valores de los países de habla hispana que, aunque comparten continente con Estados Unidos, se presentan como lejanos y desconocidos para algunos. Yolima Otálora es la directora y  la principal responsable de que cuando atraviesan el umbral de la puerta, muchos se sienten como en casa y descubren que aprender español, lejos de ser una ardua tarea, puede resultar un reto apasionante.
Yolima es una mujer muy activa en la comunidad latina, con un manejo exquisito de la palabra  y energía arrolladora que canaliza entre otras cosas en aprender y llevar a cabo mil actividades diferentes. Su curiosidad ilimitada y su capacidad de investigación le han llevado a desarrollar un programa de español basado en los principios de la lingüística que enseña a desarrollar el pensamiento, o, como diría uno de sus autores favoritos, Cortázar, “a no aceptar las cosas como dadas”.

Cuál es la historia de Yolima?
Yo estudié Derecho y Ciencias Políticas en Bogotá, en la Universidad Nacional. Trabajaba como asistente del maestro y estudiaba todo lo que podía; talleres, cursos… mi estilo de vida era ser estudiante. Como me encantaba la Literatura me puse a estudiarla por puro placer y la Literatura en Bogotá estaba vinculada a la Lingüística así que me puse a estudiar esta última  por casualidad… y descubrí que me apasionaba, que era mucho más significativa que la Historia, que el Derecho y que la Literatura. Después me vine a los Estados Unidos, buscando un poco de paz, y me puse a diseñar mi propio método para enseñar español siguiendo los principios de la Lingüística. El motivo fue que no había ningún programa organizado con una secuencia lógica y me opuse a los programas que las escuelas convencionales ofrecían. El campo de investigación por aquel entonces fueron mis hijas; observaba con una lupa cada progreso que hacían y me ofrecí voluntaria para probarlo con estudiantes: quería comprobar  si realmente mi método era eficaz .Tardé muchos años en escribirlo y reescribirlo, lo dividí por niveles y lo convertí en un programa adaptado al modelo de los Estados Unidos.

En que se basa el éxito de su programa?
Mi programa está basado en los principios de la lingüística e invita a desarrollar el pensamiento, se desliga del proceso de traducción, de repetición y enseña a ser capaz de definir cosas de formas diferentes porque siempre hay respuestas diferentes, por ejemplo a través de la negación. Al final del primer nivel un hablante ya puede ser capaz de comunicar abstracciones. Además, adapté el programa a la forma de hablar de la comunidad latina en Arizona y usamos las palabras próximas al inglés, con la misma raíz latina, de forma que los estudiantes el primer día de clase  saben más  de lo que creen y lo van descubriendo poco a poco a través de la participación y el desarrollo del pensamiento. Como dijo Chomsky, el 25% de la comunicación son palabras, por lo que hago énfasis en el lenguaje corporal, que es universal en el mundo occidental. Otro de los éxitos del programa es que los profesores, todos nativos y de diferentes países, son una ventana a la cultura y a la lengua de cada país: México, Venezuela, Colombia, España… por lo tanto aquí se aprenden ambas cosas.

 Cómo y cuándo nace Interlingua?
Nace en el 98 porque observé la carencia de un programa ordenado en la Universidad donde trabajaba y comprobé que nadie, por mucho que estudiaran español, nadie era capaz de hablarlo siguiendo esos programas, donde por ejemplo mezclan pasado con futuro, sin ninguna coherencia. Así que decidí enseñar mi propio método y abrir mi propia escuela, con la ayuda de mi hermana que había estudiado Administración y Finanzas y que se quiso asociar conmigo.

Cuál es la mayor satisfacción que le ha dado la escuela durante estos años?
Muchos, pero sobre todo el poder ser como soy, que mi trabajo no me separe de mi persona. Me gusta trabajar y lo hago con gusto, tengo tiempo para viajar, para conversar. Aquí enseñamos que conversar es un arte; ejercemos la libertad de expresión con responsabilidad y hablamos sobre temas que en otros lugares no se pueden hablar abiertamente como religión o política, siempre  con respeto y tolerancia. Eso es muy satisfactorio.

Qué se consigue a través de las inmersiones a otros países que ofrece la escuela?
Hay personas a las que les cambia la visión del mundo cuando salen y entran en contacto directo con otras culturas, conviviendo con una familia o cuando se hospedan en un hotelito y se enfrentan ellos mismos a una realidad muy rica y diversa. Aprenden por experiencia propia nuestros valores, nuestra forma de ser, las tradiciones, todo aquello de lo que tenían una idea equivocada por los medios de comunicación o por la falta de información. A otros les hace enfrentarse al miedo de salir de Estados Unidos, sobre todo al miedo a ir a Latinoamérica, donde no se sienten seguros. Nosotros intentamos que se desenvuelvan solos, que puedan aplicar los conocimientos adquiridos, que pregunten ellos mismos si quieren saber algo; en el mercado, en el restaurante, etc. Les invito a salir sin miedo en un lugar seguro, garantizándoles siempre la seguridad y  una experiencia enriquecedora porque por pequeño que sea el pueblo que visitamos, siempre hay algo grande que admirar.

Arizona tiene un 40% de hispanohablantes, vienen la mayoría de los estudiantes a estudiar por razones laborales?
Hay de todo pero tratamos de que los que vienen porque “tengo que estudiar español” como una obligación impuesta para su trabajo o por su jefe, cambien a través de un proceso de aprendizaje y valoración a "quiero estudiar". Estos estudiantes siempre lidian mejor con las dificultades que conlleva aprender un idioma.

Sobrevivieron a la crisis…
Sí, y aun no sé cómo, fue todo gracias a la voluntad de los profesores y de todas las personas que trabajan en Interlingua, también de nuestros socios y vecinos, con los que compartimos edificio, que nos apoyaron y se negaron como tantos otros a que cerrásemos la escuela. Con mucha ilusión compramos este local, lo pintamos y lo convertimos como pudimos en lo que es ahora. Interlingua sobrevivió porque todos los que trabajan para la escuela son personas maravillosas, los mejores del mundo.

Qué sueños o aspiraciones tiene de cara al futuro, como empresaria y como persona?
A nivel personal, mi vida diaria es bastante simple. No pretendo tener una escuela grande, solo lo justo para garantizar trabajo a los profesores. Quiero seguir teniendo un negocio horizontal y que tenga impacto; que vaya a la cabeza, como está ahora. Pero sí que deseo, en general, algo muy ambicioso como es que el español ocupe un puesto importante en Arizona, que tenga el reconocimiento cultural, político, social que le corresponde. Que se cree una comunidad con representación, empujar a la Ciudad de Phoenix a que adopte una posición más seria en cuanto a que los servidores públicos hablen español. Ha habido algún administrador en la Ciudad  que ha sido más visionario y ha creído y apoyado la idea de que aprender español es imprescindible, pero otros no se comprometen en serio como deberían. Para encontrar ese reconocimiento se necesita mucho esfuerzo, convocar a otras escuelas, trabajar con organizaciones comunitarias, etc. En Arizona es totalmente absurdo no hablar español como lo es no hablar inglés. Si yo voy a un banco y el personal no sabe hablar español pido que me atienda alguien que hable español. Y si no hay nadie que lo hable, vuelvo otro día. Hay que educar a la comunidad de la necesidad de que la cultura anglo y la latina se abracen, encontrar una manera permanente de comunicación y esta es la lengua.

Entrevista: Lidia Fernández Walter