Análisis 3


Es que somos muy pobres de Juan Rulfo


Impotencia

La lluvia destruye las cosechas de cebada:

"Lo único que pudimos hacer ... fue estarnos arrimados debajo del tejaván, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquélla cebada amarilla tan recién cortada".


….esta condenada a la vida de una "piruja", como sus dos hermanas







Tacha

• Sintetiza a todos los protagonistas.

• No puede pensar en la posibilidad de cambio.

• Para transformar una situación es necesario pertenecer a una comunidad.

• En el cuento, no hay comunidad, los otros aparecen de una manera pasiva y vinculados a la desgracia.






Símbolo









En un lenguaje sencillo y bruta, Juan Rulfo hace una metáfora del futuro.
La vaca representa:

• La muerte-vida miserable

• La destrucción

• Posibilidad-imposibilidad

• La esperanza-desesperanza

Una familia estigmatizada por la miseria, el abandono, la ignorancia y el fatalismo.

Fin


Análisis 2

Es que somos muy pobres de Juan Rulfo

La ignorancia


La vida depende de la suerte.

La naturaleza se explica por la religión.

Las única opción para las mujeres es el matrimonio.

Falta total de recursos.

Falta de oportunidades.

Ausencia de fuerza social para transformar el mundo.

El tema es político


• Nos presenta un problema social que le incube a México y a las demás naciones del mundo.

• De la agricultura depende la vida del campo. En México (en toda Latinoamérica) el TLC, favorece a las corporaciones como MONSANTO y empobrece a los pueblos.

La ideología


La ideología sostiene los sistemas políticos. En las sociedades de ricos y pobres, la pobreza y las injusticias sociales parecen naturales.

• El fatalismo

• La religión

• La ignorancia

Son elementos ideológicos muy importantes, para garantizar la explotación de los pueblos.


El fatalismo


• En los cuentos de Rulfo nadie se escapa del destino fatal que les persigue despiadadamente y les convierte la vida en una pesadilla y una carga insoportable.

• El pesimismo y el fatalismo. El mundo de “Es que somos muy pobres” es un mundo hostil donde las mujeres son condenadas a la prostitución por falta de dinero.


Lo terrible, es que todo parece natural.

(para los personajes….y a veces para los lectores)


Cuando el río cercano al pueblo se desborda y se lleva a la Serpentina con su becerrito, Tacha está condenada a una vida de prostitución, igual que dos hermanas porque ningún hombre iba a querer casarse con ellas sin una dote.


La Naturaleza


Nos da una visión fatal de un mundo desesperanzado y angustioso.

El río tiene un papel de protagonista y dicta los sucesos en el cuento.










La vaca representaba 
  el destino de Tacha…











El río


Un río sucio que no trae el nacimiento, sino la muerte; no la purificación moral, sino la certidumbre de la muerte.




Descripción del río



…"aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente."

Descripción de Tacha


Cuando Tacha llora al darse cuenta de su destino, "por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella." Otro ejemplo de esta personificación del río en forma de los sollozos de Tacha es, "su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo."



Análisis 1


Es que somos muy pobres de Juan Rulfo


Ambiente


• EL ambiente de miseria y precariedades.

• El campo mexicano. (de los 50’s y actual).

• El abandono implícito del gobierno mexicano de su pueblo.

• Las consecuencias nefatas.



Responsabilidad

La estructura ideológica dentro del cuento consiste en que los personajes enfrentan fuerzas extrañas contra las que no pueden luchar.Mientras que desde afuera nos parece que los pobres no hacen nada para transformar su estado.


• La condición económica es un factor determinante (Tragedia o privilegio) en el futuro de cada persona.

• El capitalismo permite a algunos escapar de su futuro trágico, para reforzar que "la miseria" es culpa de los pobres y no de la injusticia social.


Garantizar que cada persona pueda desarrollarse física, creativa e intelectualmente es el objetivo y la responsabilidad de la política.

• Los campesinos no acceden a la modernidad

• No tienen créditos

• Técnicas de riego

• No hay escuelas

• Además de la marginación a veces son víctimas de la violencia.

El empobrecimiento del campo es una realidad especialmente hoy (MONSANTO)

La religion

• Castigo de Dios.

• Explicaciones falsas sobre el mundo real.

• Justificacion de la precaria existencia material.

• Resignación.

• Obediencia.


• (…"solo Dios sabe como"        …"Dios los ampare a las dos"    …"Dios la ha castigado tanto"      …"todos fueron criados en el temor de Dios".)



Es que somos muy pobres







Juan Rulfo
(1917- 1986)
Escritor mexicano











Aquí todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejaván, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada.

Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río.

El río comenzó a crecer hace tres noches, a eso de la madrugada. Yo estaba muy dormido y, sin embargo, el estruendo que traía el río al arrastrarse me hizo despertar en seguida y pegar el brinco de la cama con mi cobija en la mano, como si hubiera creído que se estaba derrumbando el techo de mi casa. Pero después me volví a dormir, porque reconocí el sonido del río y porque ese sonido se fue haciendo igual hasta traerme otra vez el sueño.
Cuando me levanté, la mañana estaba llena de nublazones y parecía que había seguido lloviendo sin parar. Se notaba en que el ruido del río era más fuerte y se oía más cerca. Se olía, como se huele una quemazón, el olor a podrido del agua revuelta.

A la hora en que me fui a asomar, el río ya había perdido sus orillas. Iba subiendo poco a poco por la calle real, y estaba metiéndose a toda prisa en la casa de esa mujer que le dicen la Tambora. El chapaleo del agua se oía al entrar por el corral y al salir en grandes chorros por la puerta. La Tambora iba y venía caminando por lo que era ya un pedazo de río, echando a la calle sus gallinas para que se fueran a esconder a algún lugar donde no les llegara la corriente.

Y por el otro lado, por donde está el recodo, el río se debía de haber llevado, quién sabe desde cuándo, el tamarindo que estaba en el solar de mi tía Jacinta, porque ahora ya no se ve ningún tamarindo. Era el único que había en el pueblo, y por eso nomás la gente se da cuenta de que la creciente esta que vemos es la más grande de todas las que ha bajado el río en muchos años.

Mi hermana y yo volvimos a ir por la tarde a mirar aquel amontonadero de agua que cada vez se hace más espesa y oscura y que pasa ya muy por encima de donde debe estar el puente. Allí nos estuvimos horas y horas sin cansarnos viendo la cosa aquella. Después nos subimos por la barranca, porque queríamos oír bien lo que decía la gente, pues abajo, junto al río, hay un gran ruidazal y sólo se ven las bocas de muchos que se abren y se cierran y como que quieren decir algo; pero no se oye nada. Por eso nos subimos por la barranca, donde también hay gente mirando el río y contando los perjuicios que ha hecho. Allí fue donde supimos que el río se había llevado a la Serpentina la vaca esa que era de mi hermana Tacha porque mi papá se la regaló para el día de su cumpleaños y que tenía una oreja blanca y otra colorada y muy bonitos ojos.

No acabo de saber por qué se le ocurriría a La Serpentina pasar el río este, cuando sabía que no era el mismo río que ella conocía de a diario. La Serpentina nunca fue tan atarantada. Lo más seguro es que ha de haber venido dormida para dejarse matar así nomás por nomás. A mí muchas veces me tocó despertarla cuando le abría la puerta del corral porque si no, de su cuenta, allí se hubiera estado el día entero con los ojos cerrados, bien quieta y suspirando, como se oye suspirar a las vacas cuando duermen.

Y aquí ha de haber sucedido eso de que se durmió. Tal vez se le ocurrió despertar al sentir que el agua pesada le golpeaba las costillas. Tal vez entonces se asustó y trató de regresar; pero al volverse se encontró entreverada y acalambrada entre aquella agua negra y dura como tierra corrediza. Tal vez bramó pidiendo que le ayudaran. Bramó como sólo Dios sabe cómo.

Yo le pregunté a un señor que vio cuando la arrastraba el río si no había visto también al becerrito que andaba con ella. Pero el hombre dijo que no sabía si lo había visto. Sólo dijo que la vaca manchada pasó patas arriba muy cerquita de donde él, estaba y que allí dio una voltereta y luego no volvió a ver ni los cuernos ni las patas ni ninguna señal de vaca. Por el río rodaban muchos troncos de árboles con todo y raíces y él estaba muy ocupado en sacar leña, de modo que no podía fijarse si eran animales o troncos los que arrastraba.
Nomás por eso, no sabemos si el becerro está vivo, o si se fue detrás de su madre río abajo. Si así fue, que Dios los ampare a los dos.

La apuración que tienen en mi casa es lo que pueda suceder el día de mañana, ahora que mi hermana Tacha se quedó sin nada. Porque mi papá con muchos trabajos había conseguido a la Serpentina, desde que era una vaquilla, para dársela a mi hermana, con el fin de que ella tuviera un capitalito y no se fuera a ir de piruja como lo hicieron mis otras dos hermanas, las más grandes.

Según mi papá, ellas se habían echado a perder porque éramos muy pobres en mi casa y ellas eran muy retobadas. Desde chiquillas ya eran rezongonas. Y tan luego que crecieron les dio por andar con hombres de lo peor, que les enseñaron cosas malas. Ellas aprendieron pronto y entendían muy bien los chiflidos, cuando las llamaban a altas horas de la noche. Después salían hasta de día. Iban cada rato por agua al río y a veces, cuando uno menos se lo esperaba, allí estaban en el corral, revolcándose en el suelo, todas encueradas y cada una con un hombre trepado encima.

Entonces mi papá las corrió a las dos. Primero les aguantó todo lo que pudo; pero más tarde ya no pudo aguantarlas más y les dio carrera para la calle. Ellas se fueron para Ayutla o no sé para dónde; pero andan de pirujas.

Por eso le entra la mortificación a mi papá, ahora por la Tacha, que no quiere vaya a resultar como sus otras dos hermanas, al sentir que se quedó muy pobre viendo la falta de su vaca, viendo que ya no va a tener con qué entretenerse mientras le da por crecer y pueda casarse con un hombre bueno, que la pueda querer para siempre. Y eso ahora va a estar difícil. Con la vaca era distinto, pues no hubiera faltado quien se hiciera el ánimo de casarse con ella, sólo por llevarse también aquella vaca tan bonita.

La única esperanza que nos queda es que el becerro esté todavía vivo. Ojalá no se le haya ocurrido pasar el río detrás de su madre. Porque si así fue, mi hermana Tacha está tantito así de retirado de hacerse piruja. Y mamá no quiere.

Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando en su familia, desde su abuela para acá, nunca ha habido gente mala. Todos fueron criados en el temor de Dios y eran muy obedientes y no le cometían irreverencias a nadie. Todos fueron por el estilo. Quién sabe de dónde les vendría a ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella no se acuerda. Le da vueltas a todos sus recuerdos y no ve claro dónde estuvo su mal o el pecado de nacerle una hija tras otra con la misma mala costumbre. No se acuerda. Y cada vez que piensa en ellas, llora y dice: 

"Que Dios las ampare a las dos."

Pero mi papá alega que aquello ya no tiene remedio. La peligrosa es la que queda aquí, la Tacha, que va como palo de ocote crece y crece y que ya tiene unos comienzos de senos que prometen ser como los de sus hermanas: puntiagudos y altos y medio alborotados para llamar la atención.

— Sí — dice —, le llenará los ojos a cualquiera dondequiera que la vean. Y acabará mal; como que estoy viendo que acabará mal.

Ésa es la mortificación de mi papá.

Y Tacha llora al sentir que su vaca no volverá porque se la ha matado el río. Está aquí a mi lado, con su vestido color de rosa, mirando el río desde la barranca y sin dejar de llorar. Por su cara corren chorretes de agua sucia como si el río se hubiera metido dentro de ella.


Yo la abrazo tratando de consolarla, pero ella no entiende. Llora con más ganas. De su boca sale un ruido semejante al que se arrastra por las orillas del río, que la hace temblar y sacudirse todita, y, mientras, la creciente sigue subiendo. El sabor a podrido que viene de allá salpica la cara mojada de Tacha y los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición.