Aura | Notas de la Lección 1





Aura

de Carlos Fuentes









"Aura" de Carlos Fuentes es una novela fantástica de inspiración gótica.

Al abrir la novela hay un epigrafe de  Jules Michelet: cita el papel "original" –de la Edad Media- de  la mujer-madre que representa la tierra, protectora y nodriza, con poderes “mágicos”para curar y transformar el entorno.  (Las condiciones que originarón el surgimiento de estas mujeres, derivaron en estricto control, restricción y persecución, que ejerció la Iglesia sobre lo que designó como herejía; recuerden las Cacerías de brujas de la inquisición)

Con una definición de la mujer como: 

INTRIGA – SUEÑO- MADRE - FANTASÍA – VISIÓN- DIOSES – ALAS –DESEO- IMAGINACIÓN.

El epígrafe nos adelanta el argumento de la historia. Muestra una distinción medieval  entre los dos sexos y el poder de la mujer como fuerza originadora y preservadora del destino de la humanidad. La mujer está dotada de la capacidad de una segunda visión, y esto nos acerca directamente al poder de la hechicería, de los sueños. Puede crear mundos paralelos, una realidad más allá de las cosas mismas.

Significado de  Aura


·         "un viento suave y apacible"

·         "atmósfera irreal que rodea a ciertos seres"

·         "energía luminosa que emiten las personas"

·         «Aura» es un «ave rapaz diurna, de América, de cabeza desnuda y plumaje negro, que tiene olor nauseabundo y se alimenta de animales muertos.

El lector tiene una vivencia nueva, siente que las palabras juegan y que ese juego le produce sensaciones y lo conduce a atmósferas en donde se confunde el olor a moho de las habitaciones y el asco de los nidos de ratas con las coincidencias incomprensibles.

Aura comienza con las siguientes palabras:

LEES ESE ANUNCIO: UNA OFERTA DE ESA NATURALEZA no se hace todos los días. Lees y relees el aviso. Parece dirigido a ti, a nadie más. Distraído, dejas que la ceniza del cigarro caiga dentro de la taza de té que has estado bebiendo en este cafetín sucio y barato. Tú releerás. Se solicita historiador joven.

Un narrador que se dirige a ese otro de quien describe sus propias acciones: "tú lees ese anuncio, lees y relees, dejas que la ceniza caiga…"

Los verbos en presente de segunda persona que indican las acciones que realiza Felipe Montero, nos hacen sentir que el narrador narra con certeza, sus palabras cobran un carácter performativo: lo que ocurre, ocurre por que el narrador así lo dice.

Si la palabra anticipa el futuro, el futuro entonces, ocurre ahora. "Tú releerás", empezamos a sentir esta otra dimensión del tiempo en el que ingresamos: es el tiempo de la clarividencia.

La realidad aparece con sus palabras. Las palabras  desatan la acción.

Un narrador certero y clarividente será el guía que nos llevará a un universo fantasmagórico, donde el tiempo no responde a nuestra racionalidad sino a sus propias reglas y ciclos.