Carlos Gardel,uno de los principales representantes del género en la historia del tango y padre del tango canción |
Dijo el gran Enrique Discépolo, que el tango es "un pensamiento triste que se baila". Para Alejandra Sabena, una de las bailarinas más reconocidas en nuestros días, el tango es como la vida, en el tienen cabida todos los sentimientos. Y se baila tal y como se vive una vida. Mirándola de frente, erguido, y dejándote llevar, flexible a cada movimiento, pendientes de cada paso, cual bailarines...
Todavía hoy, en alguna tertulias tangueras, se discute apasionadamente sobre los orígenes de este arte, que nació primero como baile que como música, gestado por la necesidad de una sociedad que no encontraba su sitio y pedía a gritos un medio de expresión para poder exteriorizar sus sentimientos de soledad.
El deseo de compartir, de poder hablar sin pronunciar palabra, de sentir que alguien te entiende con solo un abrazo, fueron los causantes de la aparición de uno de los bailes más sensuales y pasionales de la historia, el retrato perfecto de la melancolía de una clase social; el tango.
Aunque sobre su origen exacto existen muchas discusiones, está generalmente aceptado que nació en Buenos Aires al final del siglo XIX, o mejor dicho, a orillas del Río de la Plata, para compartir su paternidad con los uruguayos y quedar todos contentos.
El tango nace entre habaneras, polkas, mazurcas vals y el candombe y se dice que fue hijo del trasiego mercantil entre los puertos de La Habana y Buenos Aires, de las idas y venidas de unos y de otros, de la esencia de una poblaciٕón que era de todas partes menos de aquella.
En sus inicios no existía el bandoneón, uno de sus instrumentos más característicos a día de hoy, incluso en la ausencia del violín, la guitarra o la flauta, se improvisaba con un peine convertido en instrumento de viento, un papel de fumar y un soplador para marcar el ritmo. El origen de su nombre no tiene una respuesta clara, o mejor dicho tiene miles y ninguna totalmente certera.
Se dice que nació y creció en lupanares, en lugares marginales y que lo bailaban señoritas de poca clase que añadieron al baile una expresión corporal provocadora, obscena y demasiado explícita. Asistían a los burdeles todo tipo de hombres que olvidaban su clase social al ritmo de aquella música y solo la recuperaban al terminar la noche. El tango no entendía de condiciones.
Los viajes de estos hombres a París, ciudad desprejuiciada y plural, donde el baile, después del dinero, era lo que más importancia tenía sin importar su extracción social, condujo al tango al éxito. Los habitantes de la Ciudad de las Luces enloquecieron con este baile. Los elegantes salones de París se abrieron y empezó a ser bailado por señoritas distinguidas y caballeros refinados.Y aunque surgieron detractores que lo tacharon de indecoroso y obsceno por lo sensual de sus movimientos, como el Papa Pio X o el Káiser aleman, quien lo prohibió a los militares, ya era demasiado tarde para detenerlo: el tango había enamorado y lo hacía para siempre.
Los viajes de estos hombres a París, ciudad desprejuiciada y plural, donde el baile, después del dinero, era lo que más importancia tenía sin importar su extracción social, condujo al tango al éxito. Los habitantes de la Ciudad de las Luces enloquecieron con este baile. Los elegantes salones de París se abrieron y empezó a ser bailado por señoritas distinguidas y caballeros refinados.Y aunque surgieron detractores que lo tacharon de indecoroso y obsceno por lo sensual de sus movimientos, como el Papa Pio X o el Káiser aleman, quien lo prohibió a los militares, ya era demasiado tarde para detenerlo: el tango había enamorado y lo hacía para siempre.
por Lidia Fernández